martes, 25 de diciembre de 2012

¡Que redoblen las campanas!

¡Se acabó la espera! ¡Se terminó el tiempo de vigilia incesante! ¡Cesó el tiempo de desconcierto! ¡Ya está aquí, envuelto en pañales y en brazos de su madre!
Dejémonos llevar de su mano por el camino, que es VERDAD y VIDA.
Para la entrada de hoy, no nos andaremos con demasiadas palabras. Desearos, desde el equipo de Misericordia Calabazona y La Revirá, una ¡FELIZ NATIVIDAD DEL SEÑOR!

domingo, 23 de diciembre de 2012

Alegoría (II): la Vida

Qué mejor momento para publicar la segunda de las tres partes de las alegorías de la Semana Santa de Sevilla, Madre y Maestra. En nuestra entrada de hoy desgranaremos a fondo una de las imágenes más modernas y, a la vez, más llenas de vida, de la ciudad de Sevilla.
Generalmente, hablamos de una única Resurrección en esta ciudad: la de Santa Marina, la Resurrección que talló el maestro de la gubia Francisco Buiza y que procesiona por las calles de la ciudad el Domingo de Resurrección pero...pocas personas se plantean que además de esta, otra imagen de Nuestro Señor nos transporta al momento de la Resurrección, y que procesiona, desde el año 2010 en la brillante jornada de Sábado Santo: el SANTO CRISTO VARÓN DE DOLORES DE LA DIVINA MISERICORDIA, de la queridísima Hermandad del Sol.
Esta imagen fue tallada en el año 2003 por el imaginero José Manuel Bonilla Cornejo, autor también del resto de imágenes de esta querida Hermandad. La talla representa a Nuestro Señor resucitado, con las marcas de la pasión, de los clavos y demás torturas. El pie derecho se apoya sobre la calavera de Adán y su mano izquierda abraza la cruz sobre la que ha sido crucificado, en señal de aceptación y remisión de todos los pecados del hombre. Acompañan la escena, alrededor de la base de la cruz, la serpiente del pecado.
Esta imagen porta sobre su cabeza una peculiar corona de espinas y potencias, que ensalzan aún más una majestad de VIDA, y de vida por todos nosotros.
Esta alegoría representa uno de los gestos más bellos del Señor hacia la humanidad: el abrazo a la cruz, para cargar con el pecado de todos.
Por motivos meteorológicos, esta Hermandad tan solo ha atravesado la carrera oficial en dos ocasiones...no obstante, debería ser una de las claves del Sábado Santo. Disfruten de la VIDA con mayúsculas, la que Él nos regala.
  

jueves, 6 de diciembre de 2012

Padre mío, tu mirada

Busco tu mirada y solo me encuentro en el vacío. Busco tu sonrisa, y tan solo me encuentro tu amargura. Mirada de temor en tu semblante. Temor dormido, temor silencioso, temor de humildad. Temor, temor, temor...Sangre que duele, sobre un frío rostro de noche de escarcha y rocío. Sangre que supura, desde lo más profundo de las entrañas. Sangre de vacío y desconsuelo. Dirige tu mirada, Padre Santo, a un cielo de desamor, y danos tu gran amor, con tu ORACIÓN EN EL HUERTO.

 
¿Por qué andas solo, Maestro? ¿Quiénes son esos que decían ser tus amigos y te han dejado solo? Déjame acompañarte, Padre Santo, en este camino del Calvario. Soy débil, me derrumbo, me pierde la vida...pero Señor, yo prometo acompañarte. Busco en tu semblante una lágrima caída y no encuentro. Busco en tu mirada un consuelo y no lo encuentro. Tan solo vacía, y angustia interior. Y Tú estás solo, CAUTIVO, porque te han abandonado tus amigos.
 

 
¿Y ahora qué, Padre mío? Con las manos desprendidas tu te dejas apresar. Sin remedio y sin medida, tú te dejas maniatar. Deja que te siga, maestro. Y pueda entrar a ese pretorio, y sufrir yo por tu causa, y sin morir me espera, déjame que yo lo haga, PANADERO SOBERANO.
 
 
Dulce mirada de tristeza, en esos ojos verdes. Verde esperanza, tiempo de espera. Mientras tanto, lo conducen al pretorio, para ser arrestado y mortificado como vil ladrón. Déjame, Señor, acompañarte, y no dejes que las lágrimas recorran aún tu rostro. Porque yo estoy a tu lado, dispuesto a darme por entero a tí, y para hacerte, si es preciso CAUTIVO Y RESCATADO.
 

 
 
Caifás, ¿por qué humillas a mi Señor? Mirada tensa, semblante recto y sueño profundo. Un solo Señor, que camina por Triana, con el puente por costeros y una Banda Cigarrera, que lo mece con los solos de corneta desde una calle abarrotada hasta la ribera misma del puente. No te dejes engañar, y mantente fuerte, que ahí va tu cuadrilla, SOBERANO DE TRIANA.
 
 
Manos de tensión, mirada de dolor inhumano. Mirada vacía, sin rencor, y que se hunde en la inmensidad de un océano de cabezas que contemplan como sufres la más cruel de las torturas por tus hijos. Tú, Señor, que te aferras a tu COLUMNA y eres AZOTADO, mírame a los ojos, y déjame decirte que te amo.
 
 
Y te pegan, y torturan, y parece que no saben que Tú eres el Rey de Cielos y Tierra. Señor, no llores, no dejes derramar tus lágrimas por esa mejilla inmaculada, que sufre ya las gotas del dolor. Señor, déjame acompañarte en este caminar, para darte SALUD Y BUEN VIAJE.
 






¿Quién ha podido, Señor de mis amores, tallar semejante semblante de hermosura? ¿Fue un hombre o apenas una legión de ángeles del cielo? Dime Señor, ¿qué gubia fue aquella que concibió rostro tal de amor y ternura? Y ¿por qué, Señor, abrazas tu Cruz? Y Él, mirada paciente, llena de amor y de misericordia responderá: "Yo he venido a abrazar tus pecados para salvarte, a cargar con mi Cruz para liberarte de la tuya, a ser Rey de un Reino de otro mundo...en definitiva, para ser NAZARENO de tus pecados".
 

¿Cuántas veces van ya, Señor? ¿Cuántos tropiezos a lo largo de este duro caminar? Dime Señor, ¿dónde mora la Bendita Esperanza? Y mi Dios, hecho madera, responderá: "En una casa blanca, a la ribera del río, para acoger a su Hijo en sus TRES CAÍDAS".
 
 
Mirada al cielo, última súplica de temor, antes de sufrir la más penosa de las muerte. Señor, no mires más arriba...mira hacia tu pueblo, y déjame que sea yo un despojado y déjame claverme contigo, DESPOJADO del Compás.
 
 
Duerme, Señor y Padre mío. Descansa en tu dulce descansar. Cierra los ojos y sueña, con un cielo y una tierra que se llenen de tu amor. Abre tus brazos hacia mí, y déjame abrazarte por última vez. Y baja serena tu cabeza en la más dura y fuerte de las muertes, Señor de la BUENA MUERTE.
 

 
 

 


domingo, 2 de diciembre de 2012

¡Vamos, DESPIERTA!

Comenzamos el nuevo año litúrgico. Y lo comenzamos con una de las etapas más bellas de cuantas nos presenta la Santa Madre Iglesia a lo largo del año. Hoy comenzamos el Adviento: tiempo de espera, tiempo de abrir los ojos y estar en vela.
En poco más de tres semanas, el mismo Dios que entra triunfante en Jerusalén, que suda sangre ante una oración sin respuesta, que se entrega y se deja humillar, y que muere en una Cruz por nuestros pecados...vendrá a nosotros en un humilde pesebre, sin esperar nada, sin recibir nada. Y nosotros mientras cerrando puertas a un niño que, sin saberlo, cambió, cambia y cambiará el transcurso de la humanidad.
María Santísima deja a un lado el luto doloroso de un mes de difuntos, y se viste de celeste inmaculado, para recibir a un hijo que le hará gozar del mayor de los misterios de Dios mismo. Una Madre que hoy, más que nunca, tiende su mano para pedir posada...
¡Vamos, DESPIERTA! Que es la hora pero aun no es la hora. Ponte en camino, y tiende tu mano a una Madre que te está pidiendo a gritos que acunes a su Hijo y le des posada en lo más profundo de tu corazón.